De los ‘tips’ para CONSERVAR Y FORTALECER LA SALUD MENTAL: la actitud positiva.
Tener una actitud positiva se trata de hacer lo posible por pensar de forma constructiva, tendiente a buscar soluciones de manera objetiva y sana, confiando en nuestras habilidades y experiencias vitales; incluso buscar el lado bueno o provechoso de las situaciones en vez de buscar el lado malo y centrarse en el fracaso de forma anticipada. Con una actitud positiva se puede tomar acción y salir adelante ante los problemas.
Pero ojo, que actitud positiva no significa tener una visión “irreal” de las situaciones y los problemas; eso sería autoengaño y te puede jugar en contra a ti y/o a los tuyos.
Algunos beneficios de una actitud positiva son:
- La perseverancia (ningún problema grande se acaba en una hora o un día). Tus objetivos no se diluirán fácilmente.
- Enfoque. Te fijas en tus recursos y habilidades para afrontar problemas.
- Mejor consciencia y manejo emocional y del estrés.
- Relaciones interpersonales más fructíferas.
- Aprendizaje de los errores. El pasado es un punto de referencia sobre como si y como no hacer algunas cosas.
Pero también puede ser riesgoso ser demasiado optimista, ya que puedes caer en una situación conocida como “optimismo ilusorio” o en otra conocida como “positividad toxica” (te explicamos más en los links), de la que en muchas ocasiones están plagados libros de autoayuda ofreciendo “formulas efectivas y comprobadas” para alcanzar la felicidad y el éxito.
Te recordamos que nosotros “somos partidarios de la singularidad de cada individuo y las características que nos hacen únicos o particulares” por ello sabemos que los consejos o formulas no son reglas ni leyes generales que se puedan aplicar a todos por igual. Ser una persona que irradia positividad no te pone en mejor lugar que nadie, pero si es una herramienta que se puede desarrollar en una medida saludable en varios ámbitos de la vida.